Ampliación de la ley de eutanasia en Canadá y sus consecuencias
La ley canadiense sobre la muerte asistida médicamente, conocida como MAiD (Asistencia Médica en la Muerte), se amplió significativamente en 2021 para incluir a personas con enfermedades incurables, pero no necesariamente terminales. Aunque la eutanasia se permitía inicialmente solo para pacientes cuya muerte era "razonablemente previsible", la ampliación permitió la eutanasia para individuos que sufren de dolores persistentes o discapacidades, independientemente de la terminalidad de su condición. Esta ampliación ha aumentado significativamente el número de personas elegibles para MAiD, planteando numerosos dilemas éticos entre médicos, pacientes y el público.
Uno de los aspectos clave del programa canadiense de eutanasia es el proceso de aprobación de solicitudes. Cada persona debe presentar una solicitud por escrito que luego es revisada por dos médicos o enfermeras independientes. Para las personas con condiciones no terminales, hay un período mínimo de evaluación obligatorio de 90 días, durante el cual los pacientes deben ser informados sobre otras formas de aliviar el sufrimiento. Sin embargo, a pesar de estos requisitos, surgen muchas preguntas y desafíos en la práctica.
Casos controvertidos y desafíos en la práctica
Los médicos y enfermeras involucrados en el programa MAiD a menudo enfrentan decisiones difíciles y dilemas morales. Por ejemplo, uno de los casos discutidos con frecuencia involucró a un trabajador de mediana edad que había sufrido lesiones en el tobillo y la espalda, lo que le impedía regresar al trabajo. El apoyo financiero que recibía del gobierno no era suficiente para llevar una vida digna, lo que lo llevó a considerar la eutanasia. Los médicos en foros privados discutieron su caso, y muchos estuvieron de acuerdo en que cumplía con los criterios legales debido a dolores intensos y aislamiento social. Sin embargo, muchos también estaban preocupados porque las razones financieras eran un factor clave en su decisión, lo que planteaba serias preguntas éticas.
Además, los casos de personas sin hogar también han generado muchas controversias. Un médico compartió la historia de un paciente con una enfermedad pulmonar grave cuyo sufrimiento se derivaba en gran medida del hecho de que era sin hogar y tenía deudas. El paciente se negó a recibir cuidados a largo plazo porque creía que vivir en un hogar de ancianos sería insoportable. Tras largas discusiones y evaluaciones, el paciente fue finalmente eutanizado, lo que planteó preguntas sobre si su sufrimiento era realmente insoportable debido a la enfermedad o a las condiciones sociales.
Impacto social y económico en las decisiones de eutanasia
Los datos de Ontario han demostrado que las personas que buscaban eutanasia y que no estaban terminalmente enfermas provenían con más frecuencia de comunidades más pobres con altos niveles de privación material y dependencia de la asistencia gubernamental. Estos datos sugieren la posibilidad de que la pobreza pueda ser un factor en la decisión de elegir la eutanasia, lo que genera preocupaciones sobre un posible acceso desigual a la eutanasia entre diferentes grupos sociales. En Ontario, más de tres cuartas partes de las personas que fueron eutanizadas, sin que su muerte fuera inminente, recibieron asistencia por discapacidad antes de su muerte.
Aunque los funcionarios canadienses afirman que el apoyo social o la falta de atención médica nunca pueden ser una razón para aprobar la eutanasia, la realidad sugiere lo contrario. Un informe anónimo del Ministerio de Seguridad Pública de Ontario, compartido con médicos, destaca varios casos en los que se habían comprometido las salvaguardias obligatorias. En un caso, un paciente con hipertensión, un accidente cerebrovascular y ceguera expresó su deseo de eutanasia debido a la pérdida de esperanza de mejorar su calidad de vida. El caso generó preocupaciones ya que el procedimiento se programó según las preferencias de la pareja del paciente, en lugar de basarse exclusivamente en la decisión voluntaria del paciente.
Dilemas éticos y falta de transparencia
Existen preocupaciones sobre la falta de transparencia en los casos de eutanasia que plantean dudas éticas. Mientras que MAiD está diseñado como una opción de último recurso para pacientes con sufrimiento insoportable, hay cada vez más casos que indican que la eutanasia se ofrece a personas que se encuentran en situaciones socioeconómicas difíciles, pero que no están necesariamente en la fase terminal de la enfermedad. Los críticos argumentan que esta tendencia puede llevar a un "deslizamiento", donde la eutanasia comienza a ser vista como una solución a problemas sociales en lugar de permanecer como una opción médicamente justificada.
Cuando se legalizó la ley de eutanasia, los médicos y enfermeras establecieron foros privados para discutir casos complejos, respetando la privacidad de los pacientes. Sin embargo, debido a la creciente presencia de tales discusiones, algunos expertos se preguntan si debería haber más transparencia sobre cómo se toman las decisiones sobre la eutanasia. Como destacó el investigador Kasper Raus de la Universidad de Gante, la cuestión de quién tiene derecho a la eutanasia no es solo una cuestión médica, sino también social. "Este es un procedimiento que pone fin a la vida humana, por lo que debemos seguir cuidadosamente todos los cambios en cuanto a quién lo recibe", dijo Raus, advirtiendo que sin la supervisión adecuada, la práctica podría desviarse significativamente de las razones originales por las cuales fue legalizada.
Reacciones de la comunidad y futuro del programa MAiD
Numerosas organizaciones que abogan por los derechos de las personas con discapacidades, como Inclusion Canada, advierten sobre los peligros que la expansión de la ley de eutanasia plantea para las personas con discapacidades. En un caso documentado, un fisioterapeuta ofreció la opción de eutanasia a una mujer que buscaba ayuda para un moretón en la cadera. Tales casos generan gran preocupación, ya que indican la posibilidad de que la eutanasia se ofrezca incluso cuando hay otras opciones para aliviar el sufrimiento. Los críticos sostienen que este enfoque envía el mensaje a las personas con discapacidades de que su vida no vale la pena vivirla, lo que es profundamente problemático desde una perspectiva ética y de derechos humanos.
A pesar de todas las críticas, los funcionarios canadienses continúan afirmando que se han establecido "mecanismos de protección estrictos" en el programa MAiD que garantizan la protección de cada vida humana. Sin embargo, numerosos dilemas éticos planteados en foros privados de médicos, así como datos que indican la representación desproporcionada de grupos marginados entre aquellos que buscan eutanasia, sugieren que la práctica de la eutanasia en Canadá aún requiere un análisis adicional y posibles reformas para garantizar la equidad y la igualdad en la aplicación de la ley.
Hora de creación: 03 noviembre, 2024
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