La expectativa de vida ha aumentado dramáticamente durante los siglos XIX y XX, gracias a las mejoras en la nutrición, los avances en la medicina y la mejora general de la calidad de vida. Sin embargo, en las últimas décadas, esta tasa de crecimiento se ha desacelerado significativamente, a pesar de las continuas innovaciones médicas y la investigación. Nuevos estudios sugieren que el organismo humano puede alcanzar un límite biológico a la duración de la vida, y los esfuerzos posteriores para extender la esperanza de vida se centran en mejorar la salud durante el envejecimiento, conocido como "tiempo de vida saludable".
Según un estudio publicado en 2024 en la revista Nature Aging, el aumento de la esperanza de vida desde 1990 hasta hoy en las poblaciones más longevas del mundo es de solo seis años y medio en promedio, lo que es mucho menos de lo que muchos científicos habían pronosticado. A pesar de las constantes innovaciones médicas, se ha llegado a la conclusión de que los mayores éxitos en el aumento de la longevidad se han logrado a través de la lucha contra las enfermedades, mientras que el envejecimiento se está mostrando como el principal desafío insuperable. El investigador principal, el profesor S. Jay Olshansky de la Universidad de Illinois en Chicago, enfatiza que las personas hoy en día, especialmente los ancianos, en realidad han vivido más tiempo gracias a los tratamientos médicos. Sin embargo, estos tratamientos ahora producen cada vez menos resultados en la prolongación de la esperanza de vida, aunque la ciencia médica esté en la cúspide de sus posibilidades.
Uno de los problemas clave a los que se enfrenta la ciencia es el hecho de que alargar la vida no necesariamente significa alargar los años saludables. Olshansky y otros expertos abogan cada vez más por un enfoque centrado en la extensión de la "vida saludable", es decir, los años durante los cuales una persona se mantiene sana y funcional, y no solo vivir más tiempo. Las investigaciones han demostrado que alargar la vida sin calidad puede tener consecuencias negativas, ya que los años adicionales de vida a menudo vienen acompañados de enfermedades crónicas y una capacidad reducida para vivir de forma independiente.
A nivel mundial, en los países con las poblaciones más longevas, como Japón y Mónaco, la expectativa de vida está aumentando más lentamente que en el pasado. Además, el estudio reveló que Estados Unidos ha registrado incluso una disminución de la esperanza de vida en los últimos años, lo que es resultado de numerosos factores, incluidas las desigualdades socioeconómicas, un sistema de salud inadecuado y un aumento de enfermedades crónicas como la diabetes y enfermedades cardíacas.
Los expertos creen que las sociedades deben ahora orientarse hacia la investigación del proceso de envejecimiento para permitir la extensión de los años saludables de vida. Este campo de investigación, conocido como gerociencia, representa una gran esperanza para el futuro, ya que podría permitir una reducción significativa de los efectos del envejecimiento y mejorar la calidad de vida de las personas mayores. En lugar de centrarse exclusivamente en extender la esperanza de vida, los investigadores sugieren que la política de salud pública debería centrarse en reducir el riesgo de enfermedades crónicas, disminuir las desigualdades en el cuidado de la salud y promover estilos de vida más saludables.
Olshansky advierte que no se deben fomentar expectativas demasiado optimistas sobre aumentos drásticos en la longevidad. Aunque cada vez más personas alcanzarán el centenario, seguirá siendo un fenómeno relativamente raro que no afectará significativamente la esperanza de vida promedio de la población mundial. Además, industrias como el seguro y la planificación de jubilaciones, que predicen cada vez más que la mayoría de las personas vivirán más de 100 años, deben ser cautelosas con tales suposiciones, ya que no se ajustan a la realidad.
Olshansky concluye destacando que, aunque el límite biológico de la esperanza de vida esperada puede haber sido alcanzado, todavía existe un "techo de cristal" que se puede romper mediante más investigaciones sobre el envejecimiento y mejoras en la salud. Por lo tanto, aunque es posible que no se produzcan aumentos drásticos en la esperanza de vida esperada, el futuro aún ofrece la oportunidad de mejorar significativamente la calidad de vida de las generaciones mayores a través de una mejor comprensión del proceso de envejecimiento y la aplicación de ese conocimiento en la atención médica cotidiana.
Las investigaciones en este campo continúan brindando nuevas perspectivas sobre las complejas relaciones entre el envejecimiento, la longevidad y la salud, y los esfuerzos futuros deben dirigirse a crear condiciones para una vida de calidad y duradera para todos. Cuestiones como la reducción de las desigualdades en salud, la lucha contra las enfermedades crónicas y la promoción de hábitos de vida saludables deben estar en el centro de la investigación científica y las políticas públicas para garantizar que los años añadidos a la vida estén llenos de salud y vitalidad.
Fuente: Sistema de la Universidad de Illinois
Hora de creación: 09 octubre, 2024
Nota para nuestros lectores:
El portal Karlobag.eu proporciona información sobre los eventos diarios...
¡Te invitamos a compartir tus historias de Karlobag con nosotros!...